La participación de la ciudadanía, destinataria final de la acción pública no ha sido muy tenida en cuenta durante los últimos años en Matilde. Pero no es una excepción ya que la participación ciudadana en las políticas públicas en el ámbito de nuestro pueblo, como a todos los niveles de la Administración del Estado, es uno de los déficits de “la política” o de los políticos.
El auge del individualismo y la falta de interlocutores claros son entre otros, razones que explican la dificultad de los procesos de participación de la gente, pero también es verdad que la inercia propia de gobernar, los años en el poder y las excesivas prevenciones políticas son también elementos que desde dentro de la propia Administración dificultan los procesos de participación.
Es necesario tener muy claro que todas las personas que habitamos nuestro pueblo, de conformidad con el principio democrático de publicidad de los actos de gobierno y atendiendo al carácter público que ostenta la información, gozamos del derecho de solicitar y recibir toda información pública, de manera veraz, completa y oportuna.
La Transparencia y Participación Ciudadana debe constituir uno de los núcleos centrales de toda gestión, ya que es responsabilidad del propio Estado garantizar la accesibilidad a la información relativa al ejercicio de sus funciones y al manejo y la disponibilidad de los recursos del sector público.
En este marco, profundizar la relación entre el Estado Comunal y los habitantes de nuestro pueblo, no es tan sólo saber cómo y en qué se gastan nuestros impuestos o mejorar los servicios que la Administración Pública provee, sino también incorporar criterios de receptividad, participación y control ciudadano de la gestión y el gasto.
Es importante destacar que la iniciativa para la implementación de un programa de esta naturaleza debe contar con la firme decisión del gobierno comunal de comenzar a concebir y desarrollar los servicios públicos con los ojos de quienes lo utilizan o reciben.
En este sentido, el Programa debiera apuntar a mejorar la relación de vecinos beneficiarios de los servicios públicos, potenciando el derecho a ser escuchados (cuando se definen los servicios y se establecen los niveles de calidad de la prestación), informados (en lenguaje que pueda entender), respetados (tratados en forma justa y sin discriminarlos), y a recibir una respuesta o solución cuando las cosas no salen bien.
En el próximo artículo de nuestro Blog pondremos a consideración de todos los habitantes de nuestro pueblo un proyecto de ordenanza que regule y garantice el acceso público a la información de los actos de gobierno a todas y cada una de las personas de nuestra comunidad sin distinción, ni política ni social.
En dicho proyecto incorporaremos, respecto a la Participación Ciudadana, el mecanismo de Audiencia Pública que constituirá la instancia para que los vecinos, instituciones y sectores de nuestro pueblo manifiesten sus opiniones y pareceres.
Este es un método particularmente útil en el caso que deba encontrarse algún tipo de consenso entre los diferentes intereses relacionados con algunos servicios públicos y cuando este consenso presupone interacción entre las partes involucradas. Las Audiencias Públicas tienden a aumentar la legitimidad de los análisis y propuestas presentadas. En tal sentido, es importante que, en lo posible, la totalidad de las partes involucradas estén representadas y que la Comuna como proveedora del servicio este preparada para actuar en consonancia con la propuesta que resulte de la Audiencia, esto último para asegurar que los contribuyentes puedan corroborar que su participación ha sido efectiva y no se trata de una simple manipulación.
También es esencial incorporar un sistema de quejas que además de constituir un derecho que tenemos los vecinos a obtener una respuesta de la Comuna cuando algo sale mal. Las quejas constituyen una importante fuente de información sobre los niveles de insatisfacción y/o sobre los problemas existentes en los servicios. En efecto, las quejas pueden dar cuenta de la insatisfacción por los precios, disponibilidad, calidad y otras dimensiones relevantes para los vecinos. En tal sentido, constituyen un valioso instrumento para la toma de decisiones destinadas a reorientar la prestación de los servicios o establecer las prioridades para la mejora a partir de la información brindada por los contribuyentes.
Por último, el objeto de este artículo es tomar conciencia, comprender que el momento de emitir nuestro voto no es el único en el que podemos ejercer nuestra soberanía.
Todos los días somos ciudadanos, todos los días tenemos derechos que debemos hacer valer.
Leandro Pietroni